jueves, 15 de mayo de 2014

Te juzgo

Te juzgo pero no puedo hacerlo…  no vivo tus días,
No lucho por tus sueños, tus miedos no me atrapan,
No escucho tus lamentos, y si es que lo hago,
No logro entenderlos.

Te juzgo sin poder caminar tus senderos,
Porque tus huellas no coinciden con mis pies,
Mi corazón no late, cuando el tuyo vibra,
Mi tiempo no gira alrededor de tu prisa.

Te juzgo, pero siquiera puedo imaginar
Lo que llevas dentro,
Tus ansiedades me son ajenas,
Tu soledad me es indiferente.

Te juzgo cuando el amor me abandona,
Cuando en mi afán de no ver mis debilidades en ti,
Busco en mi algo diferente,
Cuando quiero huir de mi humanidad, escondiéndome en tus defectos.

Te juzgo porque humanamente me reflejo en ti,
Sin muchas veces saber, que existen más de mil historias,
 mil razones, mil maneras, mil deseos,
Que te hacen  SER, lo que yo juzgo que no debe SER


 Inspirado en la humanidad de cada uno ... Toda una invitación a observar constantemente en nosotros mismos, aquello que nos vemos tentados a juzgar en los demás. 

martes, 6 de mayo de 2014

La ciudad enfantasmada ...


De repente aquella ciudad habitada por fantasmas,
Se vio iluminada por una cegadora luz,
Que presente en sus solitarias noches y
Agotada por la sombra de los interminables días
Descongelaba el rastro desesperado y agitado,
Del inhabitable dolor que ocasionaba su existencia.

Quien fuere la ciudad, cual desdichada y vil,
Como la imaginará el que la habitase,
Quien fuere la ciudad, tan escabrosa
Como el pálpito incesante del temor
Que sacudía sus ventanas y pórticos,
Ante el inexplicable llanto de su desventura.

Inhabitable la ciudad, donde se implantaba el terror,
Como canto de batalla,
Donde sucumbía la celeridad de los días pesimistas,
Ante la expectativa muerta de una transformación,
Inhabitable aquella ciudad, agrietada por las ruinas del ayer,
Cual última ilusión era la construcción de un porvenir.

No mueras noble ciudad, más bien atiza tu dolor
En la esperanza de que seas  reconstruida,
Para repoblar con tiernas flores tu templo,
Y edificar sobre roca firme las paredes arruinadas del ayer,
No mueras ciudad, con la contaminación abrupta que te inunda,
No mueras, sin que antes las nubes fecunden tu tierra y empapen las calles
Donde colindan los aprontados pasos de quienes te habitan.