miércoles, 22 de diciembre de 2010

ADIOS PRINCESA

Aquella mañana dominical en que caminaste

Hacia la fiesta celestial

Sentí el calor de tu cuerpo inerte

Y la tristeza de saber que ya no estabas



Te habías ido, a habitar sin dolor

En el amor de Dios

A habitar sin tristeza.

En los brazos de la Madre del Cielo

A habitar sin pobreza,

Al reino de las mayores riquezas



Te habías ido, A llenar con tus sonrisas,

La gran morada celestial

Te habías ido, para enseñarnos

Donde está el verdadero amor



Tu varita hizo milagros,

Nos hizo crecer

Mientras veíamos la entereza con que asumiste tu cruz,

Nos hizo salir de nuestro egoísmo,

Y entender que fuera hay un mundo lleno de sufrimientos que aliviar



Adiós princesa,

Digno Ángel que con tu belleza,

Acompañas al Padre

y unida al coro celestial

Brillaras en el firmamento

Mientras nuestra fé

En la cercanía de tu espíritu

Cada día se acrecienta



Adiós princesa,

Te dejo ir, con la gratitud que hay en mí

Te dejo ir, con el consuelo de haber estado en tu camino

Te dejo ir con la certeza, de que estarás mejor

Rodeada de aquellos que con dulce amor,

Te cuidaron y velaron por ti,

Cuando estuviste a nuestro lado.






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