Un milagro es una señal de vida cuando hay pocas esperanzas, es un rayito de alegría para el corazón en la tribulación.
Un milagro es la evidencia de una fé viva de quienes
son capaces de mirar por encima de las limitaciones extemporales y terrenales.
Un milagro es un misterio que no requiere ser comprendido
ni revelado con pensamiento analítico, más bien aceptado y celebrado con alegría
y confianza.
Con un milagro se puede llenar de significado una vida.
Con un milagro se pueden recobrar los sueños, se puede
mirar luz y amar las sombras que permiten
denotar su presencia.
Un milagro eres tú, es el amor que te trajo hasta el
mundo y no te abandona hasta cumplir tu misión.
Un milagro es comprender el poder sanador de un acto o
de una palabra, de una oración, de un abrazo, de un gesto, del silencio... Es
permitir que su magia toque el corazón y manifieste la esencia para lo cual
existe.
Un milagro es para los que creen en su existencia,
quienes buscan por encima de la lógica humana una manifestación divina.
Y es que creer en los milagros es una decisión, de
esas que se toman con los ojos cerrados y a veces hasta ciegos, o con hambre y
lejos del pan que la sacie, con frio y lejos de una manta que lo cubra, o quizás
en medio de la llama ardiente, cuando todo está perdido.
Milagro es disponer del mejor de nuestros recursos, que
es tener la confiada y esperanzadora mirada puesta en el producto de la transformación
de nuestros limitados medios humanos por la gracia y el poder divino que emanan
de nuestro Creador.
Inspirado en la Visita a Casa FANLYC, en Panamá.
"Sólo El amor convierte en milagro el barro" Silvio Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario