Algún día te prestaré mis ojos, para que con la presteza de la tenaz lujuria con que te miran,
Puedas contemplar la verdadera belleza que hay en ti…
Te prestaré también mis oídos, para que el tintineo con que se llenan
cuando desfilas a mi lado,
no te sea ajeno, sino que en cambio, repiquen
como campanas de ópera en plena función estival…
Te prestaré mi nariz, para que sientas el alboroto que provoca tu
perfume en mis sentidos,
y como el suave aroma que
destilas, acrecienta mi deseo de mantenerme encandilado a tu presencia.
Te prestare mis manos, porque sólo siendo ellas de tu propiedad, sentirás el
calor con que se llenan,
cuando teniéndote cerca no son capaces de tocarte…
Te prestaré también mis labios, para que las palabras que emanan de
ellos, no te sean ajenas, sino conocidas
y cercanas, de modo que una frase pronunciada por mí, no pueda pasarte cerca,
sin provocar aunque fuera una sonrisa.
Te prestaré mis sentidos, lo
mejor que tengo para contemplarte y rendir homenaje a tu hermosura, aquellos
tesoros que sin querer se rinden ante la simple evocación de tu figura, aquellos
que simplemente delatan día por día mi deseo secreto de adorarte.
.....
Uno de esos poemas, que surgen porque sí ... inspirados en una simple pero significativa frase ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario